Hasta el ángulo en sombra que hay entre el camello
y el desierto, donde sueño en su escasa sombra;
sueño al despuntar la mañana,
funjo intermitente de árabe sin hurí,
me llega el dulce trino de una alondra...
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Ella dulcemente me saca del sopor y me recuerda
que la senda aún es larga;
con un tímido ensayo de gorjeos vacilantes
y un titubeo de sol entre las cortas orejas de la camella.
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!Gracias creador del sol y del día,
Oh, buen hacedor, proporcioname un oasis,
con palmeras de ricos dátiles,
abundantes y frescos manantiales!.
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Gracias por la buena nueva,
que esta embajadora con su trino
me ha traído un mensaje de mayo florido;
gracias porque el timbre de su canto
me recuerda que el desierto tiene fin....
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Y porque el sol que tiembla en sus alas es el mismo
que alumbra y calienta a mi mulata;
que baña los olivares de la roja tierra donde nací,
y el pantano azul que riega aquella mi tierra.
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!Gracias porque el trino
de esta alondra me recuerda
que aún estoy vivo, aunque casi no hay vida
en esta tierra por la que camino...!
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