Los hechos son pocos, pero la vida es terca
y sobran para dar constancia de lo que fui;
de un hombre que a pesar de su pobreza
nunca permitió que lo compraran por un plato de lentejas,
nunca compartió el refrán "de quien calla otorga".
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El que calla, no siempre otorga..
tiene un nudo en su pecho por no decir
todito lo que piensa, que es mucho, bueno o malo..
y aveces un grito de dolor y amargura.
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Y nada otorgo a nadie, simplemente me callo,
y dejo el mundo andar a su paso;
y si los perros ladran que ladren, a mi ni fu ni fa,
no es tan mala señal, las hay peores...!
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Ahora como antes, todo es bueno o malo,
según el cristal con el que se mire;
ahora tengo una estatua, una plaza y presido el pueblo,
y antes mal vivía en una cueva y no tenía ni un plato de puchero.
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¿Qué otro final podía desear?
gozar de todo esto y que no me olviden mis paisanos;
tener plaza, estatua, jardín y nostalgias
y que no adolezcan de metáforas lo que es reminiscencia
los que de mí escriban y hagan poemas...!
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Y para dar fe de todo esto, me siento en el borde
de esta plaza, detrás tengo mi estatua, réplica
solitaria de mí mismo, como la de Hércules
en la bandera de Andalucía...!
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