Un coro de tristes mujeres vestidas de negro,
como vegetales, rodeaban el lecho;
movían sus negros abanicos hacia el lecho.
El niño moribundo miraba el triste panorama
que lo rodeaba, aquellos bultos negros con la cara tapada
por la mascarilla para evitar el "Covi 19".
El niño cuenta una y otra vez las vigas
de la mísera cabaña, con su techo de palmas
y en la puerta el árbol seco, que parece
el árbol del "ahorcado".
Y sigue recontando hasta perderse y quedarse dormido
por la fiebre de cuarenta, entre las húmedas sábanas;
hojas flabeladas, lanceoladas,
palmas de cocoteros, donde jugaba con sus amiguitos
cuando estaba bueno.....
Y esta terrible enfermedad, suscita presencias
de vainas caídas, y la humilde canoa amarrada en el río;
para ir por el galeno, al pueblo más cercano.
Por el bosque, grandes serpientes acechan..
oleaje del patio empedrado bajo sus palmas,
el olor de la fiebre que sale del mísero cuarto,
y hormigueros de la húmeda selva.
Sobre aquella misere cabaña se cernía
el fantasma de la muerte anunciada;
si Dios omnipotente no lo remediaba....!
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Reservado el derecho de autor.
Quisqueya 13/9/2020/Rafael Chacón Martel.
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