Venir como vengo del barro
y hacer del polvo un consejero,
que me incite a fabricar semejante cacharrería,
que duerma mi cabeza y no le permita
pasar bajo los ventanales...
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Quizás si me sirva para dejar
mi puntiaguda huella marcando mi sombra,
rozando horizontes lejanos..
aunque en vez de parecerme a la mujer del alfarero
mas bien me parezca la sombra de un canasto.
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Tendré que aparentar que la ruta
no es conocida y fingir a todo
el ato de la memoria, que son
ánforas y no cántaros;
que me salen como los racimos a las parras,
en la cabeza, bajo los brazos y en las manos.
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Nunca ni por ningún motivo podre dormirme
mientras porte estos cacharros;
ni quizás echar una pavita bajo un puente,
ni despertar con una sonrisa,
con la mano del alfarero cogida....!
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Nadar contra los peces: -venir del barro
y ser lluvia de polvo-
de esta tierra telúrica y este polvo enamorado...!
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