En el neolítico o paleolítico,-no lo sé-
tal vez vinieron, ellos tras las cabras o las ovejas,
tras las cosas, sobre las que el hombre
siempre ha basado su vida.
Tras del hombre primitivo vinieron estos
y tras estos vinieron otros, los postreros;
y en el "Algarin" sobre los dolmen hicieron chozas
y pensaron que tendrían que bajar al valle.
Y el rabadán apoyado en su báculo y sobre
un retorcido olivo viejo, -como San Pedro dijo:
-Sobre esta piedra edificaré mi iglesia-
ya hartos de tanta choza, ellos fundaron esta villa.
Luego vendrían los amores y los primeros nombres
de las cosas y de la vida, tenues apenas, inseguros,
pero con las ideas fijas puestas en esta peña;
que luego bautizaron más tarde, con el nombre de un
bandolero árabe, que se llamaba así: "Algarin"
por eso le pusieron, tajo del "Algarin".
Allá queda la villa, el buitre sobrevolando la cima de la graja,
la astuta zorra oteando la gallina,
desde la puerta de la cueva de "Fariñas"
y el ojo abierto del poeta, que atestigua y cuenta.
Y aquí dejo sobre este papel, aquello que descubrió...
y allí donde hoy vemos las casas negras..
casi todo es perfecto para salvar la luz y las piedras;
porque duran más las palabras que las piedras....!
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