Sé que mi corazón algún día
recordará estas aguas bravas del mar Caribe;
este liviano encantamiento azul,
que hoy plácidamente disfruto.
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Sé muy bien que algún día y en algún lugar,
tal vez en el jardín de mis crepúsculos
buscaré estas sensaciones, este frescor, estos reflejos
del bello atardecer, con su puestas de sol que ven mis ojos.
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Ese pueblito pequeño, pero acogedor,
donde descansan los barcos pesqueros;
el mar Caribe con sus azules aguas,
donde quedó para siempre alguna carabela encallada.
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Como la "Santa María" que renunció a cualquier travesía,
y con sus restos construyeron la ciudad llamada: "la Isabela"
quieta también sobre las aguas quietas, desde el 25-12-1492;
y así ha permanecido hasta hoy.
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Las gaviotas y los pelícanos escriben con sus vuelos
en la celeste página de la mañana,
el salmo que hoy recito, de verdad y belleza;
con el que se regocija mi corazón.
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Esta emocionante visión
viajó ya por los tiempos hasta este día;
para dejar temblando en la pagina de la historia su milagro,
y yo entonces, me acordaré de hoy...!
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