Desde la cima de las montañas
contemplo aquel almatroste sobre el agua,
y me recuerdo que en la infancia jugaba con una réplica
de plástico o de peluche, mucho menos imponente.
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Estas bestias que no emos conocido en la realidad
el foso es la salida del laberinto medieval. .
desde un laberinto de montañas, ríos y valles,
quieren mostrarnos la realidad de aquellos siglos atrás.
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En la ventana de un rascacielos, está mi padre,
que ahora es mi hijo...
tocando la mítica gaita gastoreña, con toques desconocidos,
quizás de la era de los dinosaurios.
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Mientras yo aprendía el dialecto gótico de mis antepasados
en el "Catón metódico" -gran libro, ya desaparecido-
en las casas vecinas, los almacenes subterráneos
llenos de patatas, cebollas y melones colgados.
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En algunos de ellos, tinajas con mosto campesino,
las sedes de los sindicatos gremiales y sus siglas;
la cigüeña en la espadaña de la iglesia:
la que nos decían que traía los niños de Paris....!
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La carpa dorada del circo Berlin, el ojo de la aguja,
acaba en la ruleta rusa de la muerte...
junto al símbolo del oso en el madroño;
desde la altura de las montañas nevadas, desciendo
a la casa de las bestias,
y apoyado en su ventana me asomo a ver sus fauces...!
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