Qué debo hacer para cantar y no llorar?
si abecés se me pierde el pájaro que fui
en otro tiempo, se me desprende el timbre
de la campana, que siempre llevé dentro.
Ya sólo me queda el trino de una alondra
que llevo gravado en la memoria
luchando porque no se me olvide
aquello que le prometí un día.
Y cuando encuentro por fin mi gaita gastoreña
en un patio sevillano, ya olvidado,
se me oscurece la garganta de pensar
que este no es el tiempo ni el lugar;
ni siquiera se a quien dirigir mis notas,
de este arcoíris sin luz
de esta chirimía mal colocada
no se si árabe o, gastoreña.
Preferiría escuchar por las tardes
el canto de la perdiz
en la falda de una loma,
jugando a ser adivino
en los espacios en blanco
o repetir el grito de mi bigote
cuando me lo arrancaron,
por no saber llorar las penas o alegrías
que siempre llevo dentro....!
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