De la sabia boca del creador
salió una asombrosa exclamación,
al asomarse a su balcón y fue Algodonales
lo primerito que vio..
¡Esto lo he pintado yo!.
Entre un perfil encrestado de montañas,
se halla un precioso valle cubierto
de naranjos, limoneros y variados frutales;
las frutas y el azahar aliviaban
el verdor de los árboles, rezumándose inútiles..
esperando labios que sepan saborearlo...
Pintó las trinitarias y gran variedad de árboles,
de los que su madera soñaba en transformarse
en arcilla para macetas y cantaros
o, en flamencas guitarras que alguno
supiera templarlas...
¿Era por ventura el edén soñado?
un jardín sin dueño, un paraíso jamás pisado;
o, era el génesis del verbo?
¡Brillante alumbramiento me he encontrado!!
((¡Qué sólo -dijo el creador es pura belleza!))
¡Pintemos al hombre para que
la disfrute y la cuide!!.
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