Este hombre del casino pueblerino,
que imagino ver un día a Sarapatrusca;
quizás porque estaba ebrio de cerveza,
tenía mustia la tez, el pelo negro engomado,
ojos velados por la melancolía
y un aire argentino, despreocupado....
Aún hoy se le ve en los chancos argentinos
bailando esos tangos, quizás aburridos y despistados;
con una gorra de chulapòn madrileño..
no heredo fortuna alguna, pero fue un privilegiado.
Soló se anima ante el azar prohibido,
sobre el verde tapete reclinado;
quizás hablando de la buena tarde de un torero
o quizás la suerte de un tahúr aventurero;
la hazaña de un intrépido bandolero,
o la proeza de un matón sanguinario.
Cuando hablan de políticas banales,
donde dicen algunos que volverán los liberales;
como retornan las cigüeñas al campanario,
él bosteza y mira distraído para otro lado.
Y cuando el capitán le dice: echa cartas despistado,
que lo que tú temes ya ha pasado;
-pues que siga cada gallinita con su pipita-
prisionero del tiempo, le aburre el humo del tabaco..
Este hombre no es de ayer ni de mañana,
y vivió en la República Dominicana....!
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