La escarcha de la noche en la montaña a esterilizado los sentidos
y las ruinas del Charcón ahogan los cantos gregorianos de la pastora,
ya sin palomas en el tejado y sin grajas en la cima;
mi corazón helado imprime latidos en la piedra del tajo!.
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El rubor de esta triste historia mistifica los gestos,
de la gente que aquí Vivian y su memoria
no existen fuerzas para recobrar el sosiego
y la calma suficiente para olvidar algo que fue tan bello.
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El Charcón, !Solo y abandonado!
por aquellos campesinos que tanto lo amaron;
inquisidores de almas entre muros toscanos,
belleza de aquel ranchito en la falda del tajo...!
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De presagios, de gloria, de reprimidos sueños...!
de aquellos hermanos: ¿Qué habrá sido de ellos?
que abandonaron el arte de la labranza y el pastoreo
por cosas hasta entonces desconocidas para ellos.
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Exequias de un pasado duro y quizás tenebroso,
lo cambiaron por otro más liviano y más moderno;
de antes la mamá con sus pavos y sus gallinitas
y el papá con las cabras y los ovejos, todo un bullicio
en lo alto de aquel cerro....
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!Que pena! ya no se ve nada!
todo esta en silencio, si acaso una graja
o un jilguero con su triste lamento y el rancho
abandonado, la higuera y el huerto....!
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