Cuando se secó el último río en Quisqueya,
por descuido o, por romper la naturaleza;
con la corta de los árboles
y la contaminación de los ríos y de los mares.
con plásticos y otras mucha impurezas.
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o incongruencia fantasmagórica, ví
de repente varios peces muertos o casi muertos;
con sus tristes ojos redondos boqueando
intentando nadar en el lodo, ya casi seco.
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Las aguas inmundas envenenadas por los
desechos de las fabricas: !el hombre en su ambición,
todo lo destruye, todo lo envenena!
qué frenesí, que suspiros los que salían
de sus labios redondos, el cero móvil de su boca.
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Ya lejos de las últimas charcas,
no sé que querían demostrarme con la actitud
aquella, pienso que era una denuncia, a su manera, claro;
para ellos ya no había salvación: !Con aquel sol!!.
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Podían escoger dos formas de asfixia,
y a mi me oprimía el corazón las dos agonías!
el agua envenenada y el lodo reseco...
que los aprisionaba....!
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Su miradas turbias suplicantes, su voluntad de ser escuchados
su petición de clemencia;
Nunca sabré lo que intentaban decirme...!
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