Hoy quisiera ser un ermitaño y olvidarme de todos
los problemas, del mar y de las ventanas que dan a la tierra;
del cumplir con estas normas absurdas,
que te impone la sociedad, con decir buenos días,
cuando tú en semejantes momentos lo que quieres
es que se haga la noche y te arrope la oscuridad.
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Hoy no quisiera saber la palabra alegría,
olvidarme de todos los formalismos y ser tan inocente
como la mano de un niño, tan libre como el ala
de un pájaro en la niebla...
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-Siempre quiero ser libre-
pero hay tantas cosas que nos atan a esta sociedad;
y como somos de aquí y pertenecemos al gran metal..
que alguien inventó para manejar a la sociedad.
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Con lo bonito que serian aquellos tiempos,
cuando no existía esa fea palabra de: !!tuyo y mío!!
de cuando tenían hambre, sólo tenían que alargar
la mano y del árbol más próximo comer
hasta quedar satisfecho y del arroyuelo
más cercano beber hasta saciar tu sed...
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Pero vino un espabilado, de esos que hay muchos
y puso unas estacas y unas cuerdas y dijo: !!esto es mío!!
!y desde entonces esto no lo arregla nadie!!
Hoy quisiera: -quisiera tantas cosas- pues somos insaciables...!
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Reservado el derecho de autor.
Nos sucedió en nuestra tierra natal Santander, un mango tirado en el piso, y un "sapo" que apareció a pelear por eso, es muy triste, la naturaleza es pródiga y el hombre quiere ser dueño hasta del viento. Abrazos.
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