En este medio día del trópico
mi princesa sulamita, se iban amotinando los pàjaros
en los esbeltos cocoteros caribeños;
el sol, tropical y broncilìneo, caía sobre las arenas
doradas y cálidas aguas, azul turquesa;
reverberàndote y dándote ese aire de princesa.
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Nadie te ha vulnerado, ni te ha admirado como yo,
dueña de mi alma y de mi alcoba,
tu apoteósico corazón y tu porte de sultana;
-mariposa fugaz-
vela incansable, que enardeces el mar Caribe,
doblando Cayo levantado, que desparramas
gracia y hermosura por las playas quisqueyanas.
***//***
Todo lo conviertes en un instante en admiraciòn
para el viandante..
Mas tu, trascendente y fugaz mariposa,
reina de los jardines de Bagdad,
consigues establecerte y tomar posición
como solo lo haría una reina,
de mi voluntad y hacienda,
incluido mi obediente corazón.
***//***
Llegas a establecerse para quedarte
como un grito de jubilo..
hembra ajena e indócil,
apoteósica y libre, libre como el viento,
con la fuerza natural que te da el Caribe.
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