Mi tía Isabel, hoy la recuerdo con nostalgia,
aquellos panecillos que nos regalaba
que con tanta gracia y sabiduría horneaba..
de su mamá aprendió a sacar pan de la nada;
con un poco o, mucho de imaginación,
nos hacía unos panecillos imitando unos muñequitos,
unos zapatitos o, unos animalitos.
No estaban muy buenos que digamos,
pues la materia prima no era la mejor..
pero con el hambre que padecíamos, la gracia que ella le ponía y la ilusión he inocencia de los niños..
parecía que eran gloria bendita aquello que comíamos.
¡Oh, tía Isabel! usted era un hada en la alimentación!
tenía el don en la técnica del sabor, soñadora
del paladar de la alquimia.. sus manos hacían
milagros para darnos desayunos y meriendas...!
Hoy que ya por suerte han pasado aquellos
ingratos y desoladores años..
en mi tierra, por suerte ya no hay hambre de pan..
y mi tía desde su acogedor hogar.. allá arriba..
donde descansa ahora, me estará mirando complacida..
como ahora sin tanta magia lleno la barriga;
y yo miro estos zapatitos de pan;
la recuerdo y me sonrió....!
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